Reevaluar el papel de los mercados de capitales en la creación de valor para la sociedad nunca había sido tan importante como ahora. Se estima que podría necesitarse una inversión en infraestructura verde de 50 a 60 billones de dólares para lograr la neutralidad de carbono en 20501, y de 5 a 7 billones de gasto anual para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) definidos por la ONU2. Esto significa que, por sí solos, los mercados privados (es decir, de activos no cotizados) carecen de la escala necesaria para proporcionar los niveles de inversión de impacto requeridos. No obstante, la naciente inversión de impacto en mercados públicos (de activos cotizados) brinda la oportunidad de asignar capital a una escala increíble y democratizar el acceso a una clase de activo previamente inalcanzable. Esto podría transformar el modo en que las empresas aprovechan la tecnología para liderar sus industrias y catalizar el progreso hacia el logro de objetivos de sostenibilidad al nivel global.
The Red Global de Inversión de Impacto (GIIN) define la inversión de impacto como inversiones específicas realizadas con la intención de generar un impacto social y medioambiental positivo y mensurable además de rentabilidad financiera3. En esencia, cuatro principios clave aceptados en el sector proporcionan un marco de referencia para la inversión de impacto.