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    GSAM Insights

    EL PAPEL DE LOS BONOS VERDES EN UNA CARTERA DE RENTA FIJA

    March 10, 2023  |  7 Minute Read 

     

    Con el cambio climático afectando a economías, negocios y comunidades de todo el mundo, financiar la transición hacia una economía con bajas emisiones de carbono es más importante que nunca. La guerra en Ucrania ha disparado los precios de la energía, motivando más si cabe a los países europeos a reducir su dependencia en el gas y el petróleo rusos. Financiar la descarbonización en todos los sectores de actividad requerirá soluciones innovadoras y enormes cantidades de capital1 para impulsar su desarrollo.

    Los mercados de renta fija global tienen potencial de convertirse en una fuente de inversión esencial en el marco de este esfuerzo para lograr un futuro más sostenible. Hasta hace poco, sin embargo, los inversores en bonos que querían invertir en la transición climática y reducir la huella de carbono de sus carteras de deuda (sin sacrificar liquidez y rentabilidad) tenían pocas opciones atractivas.

    Esto está cambiando con la emisión creciente de bonos verdes, empleados para financiar proyectos beneficiosos para el medioambiente. Si bien antes era un producto nicho, estos títulos se han popularizado entre los inversores y su mercado se halla en fase de expansión, con un crecimiento medio cercano al 90% anual desde 2016 hasta 20212. Gracias a este rápido crecimiento y al abanico cada vez más amplio de fondos de inversión que ofrecen exposición a los bonos verdes, los inversores pueden incorporarlos a sus asignaciones en renta fija.

     

     

    Bonos convencionales con una finalidad verde

    En varios aspectos, los bonos verdes parecerán familiares a los inversores en instrumentos de renta fija convencionales. Al fin y al cabo, sus características financieras (como estructura, riesgo y rentabilidad histórica) son similares a las de los bonos tradicionales, se emiten en un rango de vencimientos y grados de inversión, y los tenedores de bonos verdes tienen los mismos derechos respecto al emisor.

     

    Por supuesto, la mayor diferencia entre ambos es que los bonos verdes tienen como objetivo financiar proyectos y actividades concentrados exclusivamente en el clima, como por ejemplo energías renovables, transporte limpio, sostenibilidad hídrica y eficiencia energética. Estos títulos tratan de proporcionar ventajas medioambientales medibles, lo cual los convierte en una herramienta efectiva para financiar la transición climática.

     

    Ahora que se han convertido en un segmento afianzado del mercado de renta fija, incluir bonos verdes en una cartera es una opción cada vez más viable para los inversores. La base de emisores ha aumentado con fuerza y se ha diversificado tanto a nivel sectorial como de regiones. Estos instrumentos pueden negociarse en el mercado secundario, y el mercado de nuevas emisiones está creciendo: tras un 2022 complicado para todos los segmentos de renta fija, se prevé que el volumen anual de emisiones de bonos verdes reanudará su fuerte expansión en 20233

     

     

    Rentabilidad histórica similar a la de la deuda tradicional

    En última instancia, el objetivo de cualquier inversión en renta fija es maximizar las rentabilidades ajustadas al riesgo, y los bonos verdes no son una excepción. Nuestro análisis muestra que, a nivel de mercado, los inversores pueden esperar niveles similares de rentabilidad ajustada al riesgo invirtiendo en bonos verdes respecto a sus homólogos tradicionales. En el periodo 2016-2021, los bonos verdes denominados en euros batieron a sus equivalentes no verdes en 52 puntos básicos a nivel agregado y anualizado4

     

    En 2022, los bonos verdes se quedaron rezagaros frente a sus homólogos5 convencionales, por dos motivos principales relacionados con matices a nivel del índice que los inversores deberían tener en cuenta. En primer lugar, el índice de referencia agregado de bonos verdes (Bloomberg MSCI Euro Green Bond Total Return) tiene 1 año más de duración que el equivalente de deuda tradicional (Bloomberg EuroAgg Total Return), debido sobre todo a que emisores soberanos como la Unión Europea emitieron títulos en el tramo a largo plazo de la curva cuando los tipos de interés eran más bajos6. Esto hace que el índice de bonos verdes sea más sensible a las agresivas subidas del precio del dinero implementadas por muchos bancos centrales para frenar la inflación.

     

    En segundo lugar, mientras que el índice de referencia de bonos corporativos verdes (Bloomberg MSCI Global Green Bond Corporate 5% Issuer Cap) tiene básicamente la misma calidad crediticia que su equivalente no verde (Bloomberg Global Agg Corporate Total Return), está ligeramente sesgado hacia emisores con una calificación BBB en el extremo inferior de la escala de grado de inversión e incluye más sociedades de inversión inmobiliaria (REIT), que se rezagaron en 20227. Además, como es lógico no incluye grupos gasistas y petroleros, que el año pasado destacaron al dispararse los precios de la energía.

     

     

    Matices del mercado de bonos verdes

    Junto a la mayor duración del índice de referencia de bonos verdes y su ligero sesgo hacia emisores BBB, este mercado presenta diferencias estructurales respecto al de deuda convencional. La primera a destacar es la ponderación de divisas. El mercado general de instrumentos de deuda está dominado por el dólar estadounidense: en torno a un 45% de los bonos en circulación están denominados en dólares, seguidos de las emisiones en euros (un 21%)8. En el mercado de bonos verdes, en cambio, los bonos denominados en euros dominan con creces el mercado: representan cerca del 66% del saldo vivo de deuda, mientras que el dólar totaliza un 20% (aunque la emisión en dólares está creciendo)9

     

    Los inversores deberían asimismo tener en mente que la composición del mercado de bonos corporativos verdes es significativamente distinta a la de su equivalente no verde. Las compañías industriales emiten la mayoría de sus bonos en el mercado general (aproximadamente un 52%), mientras que las entidades financieras representan casi un 40%, y las empresas de suministro público algo más del 8%10. En el mercado de bonos verdes, las instituciones financieras son la mayor categoría de emisores (con un 61% del saldo vivo), seguidas de utilities (casi el 28%) y de los emisores industriales en tercer lugar (con un 11% del mercado)11

     

    Tales diferencias estructurales pueden afectar a la rentabilidad del índice en distintos puntos del ciclo. Por ejemplo, la mayor proporción de utilities en el índice de bonos verdes puede impulsar su avance en coyunturas como la vista en 2022, porque tales acciones no cíclicas son capaces de batir al mercado cuando disminuye el crecimiento económico. En cambio, cuando el crecimiento es sólido, las acciones no cíclicas podrían suponer un lastre.

     

     

    Impulsando la transición climática

    Además de tener un perfil rentabilidad/riesgo atractivo respecto a los bonos convencionales y haberse convertido en un mercado líquido y diversificado tanto por sectores como por regiones, los bonos verdes se proponen brindar la ventaja adicional de financiar proyectos sostenibles. Al comprar bonos verdes, los inversores pueden contribuir potencialmente al logro de los objetivos del Acuerdo de París sobre cambio climático 12 y a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) definidos por Naciones Unidas 13.

     

    Los emisores están alineando de forma creciente sus instrumentos con estas iniciativas climáticas, y las gestoras que ofrecen exposición al mercado de bonos verdes están utilizando los objetivos plasmados en los ODS y el Acuerdo de París para preseleccionar bonos en los que invertir y con los que demostrar el impacto potencial de dicha inversión sobre las carteras de sus clientes. No obstante, a los inversores puede costarles entender plenamente el impacto medioambiental positivo que podrían tener los bonos verdes a nivel de cartera. Por ejemplo, el mercado ha adoptado pocas directrices en torno a medidas de impacto medioambiental, lo cual podría deberse a la diversidad de proyectos que se financian con el capital captado mediante estas emisiones. Seleccionar una gestora de bonos verdes con criterios de selección estrictos, divulgación detallada y una gestión de riesgos sólida puede ayudar al inversor a limitar el riesgo de caídas, y a descubrir oportunidades con rentabilidades potencialmente atractivas.

     

    Sustituir parte de una cartera de renta fija convencional con bonos verdes de calidad crediticia y duración similares también podría aportar varias ventajas adicionales. Estos títulos pueden financiar activos como por ejemplo edificios ecológicos, que podrían conllevar un menor riesgo de crédito con el tiempo, y ayudar a mitigar riesgos de cartera relacionados con el cambio climático debidos a cambios de política, como por ejemplo los impuestos sobre el carbono.

     

     

    ¿Conlleva un coste la inversión de impacto?

    Un tema muy debatido entre los inversores es la “prima verde”, la noción de que respaldar causas medioambientales invirtiendo en bonos verdes implica renunciar a rentabilidad financiera. La idea es que un bono verde con las mismas condiciones que un bono convencional (como calificación y vencimiento) puede cotizar por debajo de este en términos de diferencial, con lo que mantener el bono verde en cartera hasta su vencimiento podría aportar una rentabilidad más baja.

     

    En teoría, no existe razón alguna por la que el hecho de que un bono sea verde deba afectar a su precio. Si bien es cierto que la emisión de bonos verdes conlleva ciertos costes adicionales respecto a la deuda convencional, en concepto de revisión y certificación externas, estos han ido disminuyendo con el tiempo.

     

    Un aspecto del mercado que ha fomentado la noción de la prima verde ha sido la combinación de demanda elevada de bonos verdes combinada con una oferta relativamente baja. A medida que aumenta el volumen de emisiones, la disposición de los inversores a pagar más por bonos verdes podría disiparse. En un informe publicado en 2021, la Asociación de Mercados Financieros de Europa (AFME) estimó que las primas verdes de instrumentos corporativos verdes se habían “estrechado significativamente”, hasta casi cero puntos básicos14. Aunque algunas cifras demuestran la existencia de una prima verde en ciertos sectores menos desarrollados del mercado de bonos verdes, esta se ha estrechado considerablemente para el conjunto del mercado en los últimos años.

     

    La transición hacia una economía global de bajas emisiones de carbono es un desafío complejo. Uno de los retos fundamentales de cara a los próximos años será financiar la inversión sustancial necesaria para desarrollar la infraestructura verde y las tecnologías de vanguardia que se necesitarán para lograr la neutralidad de carbono de aquí a 2050 y frenar el calentamiento global. Creemos que la concentración continuada de los emisores de deuda en la mitigación del cambio climático y en la adaptación al mismo crea un fuerte potencial de crecimiento para el mercado de bonos verdes, y que este crecimiento ampliará el conjunto de oportunidades para los inversores.

     

    Apéndice

     

    Comparación de rentabilidad entre el índice de referencia agregado de bonos verdes y su equivalente convencional

     

    Fuente: Bloomberg, MSCI, a 6 de diciembre de 2022.

     

     

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    1 Fuente: Swiss Re Institute, 7 de octubre de 2022. Según una estimación reciente de analistas de Swiss Re Institute, para lograr la neutralidad de carbono de aquí a 2050 se necesitará una inversión anual media de 9,4 billones de dólares.

    2 Fuente: Goldman Sachs Asset Management y Bloomberg, a 31 de diciembre de 2021.

    3 Fuente: Goldman Sachs Asset Management y Bloomberg. A la luz de las ambiciones climáticas de gobiernos y empresas, se estima que en 2023 se emitirá un volumen de 600.000 millones de euros en bonos verdes, lo cual podría elevar el tamaño del mercado hasta más de 2 billones de euros. Este pronóstico asume una menor volatilidad de mercado en 2023 e incorpora nuestra estimación de emisiones aplazadas de 2022.

    4 Esta conclusión se basa en una comparación entre los índices Bloomberg MSCI Euro Green Bond Total Return y Bloomberg MSCI Euro
    Aggregate Total Return. Hemos optado por utilizar índices basados en euros a efectos comparativos porque la naturaleza multidivisa de los índices globales de bonos verdes y de deuda tradicional dificulta sobremanera cualquier comparación. Con anterioridad a 2016, el mercado de bonos verdes no estaba suficientemente desarrollado como para permitir una comparación significativa. Ver apéndice.

    5 En 2022, el índice Bloomberg MSCI Euro Green Bond había caído casi un 18% hasta el 6 de diciembre, mientras que el Bloomberg MSCI Euro Aggregate se había dejado un 14%, según datos de Bloomberg.

    6  Fuente: Goldman Sachs Asset Management y Bloomberg, a 6 de diciembre de 2022.

    7  Fuente: Goldman Sachs Asset Management y Bloomberg, a 6 de diciembre de 2022.

    8  Desglose basado en el índice Bloomberg Global Aggregate Total Return a 6 de diciembre de 2022.

    9  Desglose basado en el índice Bloomberg MSCI Global Green Bond a 6 de diciembre de 2022.

    10  Composición basada en el índice Bloomberg Global Aggregate Corporate Total Return a 6 de diciembre de 2022.

    11 Composición basada en el índice Bloomberg MSCI Global Green Bond Corporate 5% Issuer Cap a 6 de diciembre de 2022.

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    12 Firmado en 2015, el Acuerdo de París es un tratado internacional dirigido a recortar las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y limitar el calentamiento global en este siglo a menos de 2 °C respecto a los niveles preindustriales.

    13 Los Objetivos de Desarrollo Sostenible, adoptados por la ONU en 2015, son un plan de acción de 15 años dirigido a proteger el medioambiente, poner fin a la pobreza y reducir la desigualdad.

    14  Fuente: Asociación de Mercados Financieros de Europa (AFME): “Q1 2021 ESG Finance Report”, 31 de marzo de 2021.

     

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